The Túzaro

Ritual de antes de dormir

Posted in Éste y sus cosas, Batallitas, Cómics by thetuzaro on 3 noviembre 2013

Iros a hacer puñetas

Guapas de película

Posted in Éste y sus cosas, Éste y sus teorías, Cómics by thetuzaro on 4 agosto 2013

Guapas de película

Matrimonios de caudales

Posted in Éste y sus cosas, Columnas by thetuzaro on 16 abril 2013

Me he desayunado esta mañana con una noticia en eldiario.es que me ha llamado la atención. Por lo visto un colectivo llamado Foro de la Familia va a comenzar una recogida de firmas con la intención de llevar una iniciativa legislativa popular (ILP) al Parlamento para que éste apruebe una ley que permita una modalidad de matrimonios blindados. Se entiende por esto de matrimonios blindados que las parejas heterosexuales que lo deseen podrían casarse de manera indisolube, es decir, sin que exista la posibilida de divorciarse.

Esta ILP me ha llamado la atención principalmente porque la posibilidad de casarse y no divorciarse ya está contemplada en la actualidad. Dicho de otra manera: no es obligatorio divorciarse; ese mecanismo está ahí por si los cónyuges creen conveniente utilizarlo, pero no es obligatorio hacer uso de él. De modo que si tú y tu pareja queréis casaros hasta que la muerte os separe… pues bien, es perfectamente posbile: sólo hay que casarse y esperar a que uno de los dos muera (¿Cuál? El primero). Si, por el contrario, estáis abiertos a dejar ese comodín por si la cosa saliera rana, pues también perfecto. Si, después de casados, la cosa sigue yendo sobre ruedas, pues genial, a disfrutar. ¿Que la cosa va mal? Pues borrón y cuenta nueva. Es decir:la legislación actual es suficiente para satisfacer a personas que quieren tener la posibilidad de divorciarse y a personas que no quieren contemplar esa posibilidad.

Si esta ILP saliera adelante, nos encontraríamos en una situación un tanto paradójica. La pareja que quiere disponer de la posibilidad de divorciarse podría seguir teniéndola y para ellos nada habría cambiado. ¿Y para la pareja que quiere casarse para siempre y que, por los motivos que sea, no contempla la posibilidad de divorciarse? Pues tanto si se acogieran a la nueva ley como si no, su situación sería exactamente la misma que bajo la legislación actual, es decir: si uno se quiere casar para toda la vida y no divorciarte jamás, puede hacerlo.

Entonces, ¿es que no hay nadie a quien le afectaría este nuevo reglamento matrimonial? Desde luego que sí: a aquellos cuyas fortísimas convicciones les conminaran a elegir al matrimonio indisoluble y de por vida y que al cabo del tiempo, por circunstancias, decidieran que una cosa son las convicciones y otra muy diferente aguantar al cónyuge. A estos les saldría caro el órdago que echaron en el altar (porque digo yo que se casarían frente a un altar, claro). Es decir: la nueva ley no solucionaría ningún problema -puesto que no existe tal problema a resolver- e introduciría problemas nuevos.

Alguno habrá que lea esto y diga: «es que la idea es que el matrimonio, como institución sagrada y por encima de lo terrenal que es, dure y no se separe aunque los cónyuges se lleven mal; que los cónyuges aprendan a proteger su matrimonio por encima de otras cosas». Reconozco que este argumento, incluso a mí, que nunca me he leído una novela de Corín Tellado, me parece que puede llegar a ser comprensible y puedo entender que haya gente que opine así. Ahora bien, si la idea es que el matrimonio aguante contra viento y marea, ¿no tendrá más mérito aquel matrimonio que capée el temporal aunque la puerta de escape del divorcio esté entreabierta? Si el matrimonio se entiende como una competición de tozudez y cabezonería, ¿no gana aquel que sigue casado a pesar de haberse podido divorciar? Si esto es así -que, por lo que yo entiendo, hay mucha gente que lo cree- el reglamento matrimonial actual es mucho más romántico que ése que quieren introducir ahora.

¿Cuál creo, desconfiado -y puede que hasta conspiranoico- de mí, que es el motivo que hay detrás de esta ILP? Bueno, pues teniendo en cuenta que la conclusión es que eso que dicen que pretenden lograr con la ILP -a saber: la posibilidad de que una pareja se case y no se divorcie nunca- es perfectamente posible en el marco legislativo actual, creo que el objetivo de el Foro de la Familia es otro. Su objetivo según lo veo yo es meter la patita en el mundo legislativo para, al cabo del tiempo, ir ganando territorio para intentar eliminar el divorcio por completo. Es decir: otro más de los pasitos para atrás en el camino de la civilización que estamos viendo y viviendo últimamente.

Otro tebeo intencionadamente provocativo

Posted in Éste y sus cosas, Cómics by thetuzaro on 9 abril 2013

Animales mitológicos

Camaradería hispana en el extranjero

Posted in Éste y sus cosas, Batallitas, Cómics by thetuzaro on 7 abril 2013

Españoles por el mundo

Sobre la homeopatía y la memoria del agua

Posted in Éste y sus cosas, Éste y sus teorías, Lecturas y reflexiones by thetuzaro on 24 febrero 2013

Hace un par de días, en eldiario.es, que es uno de los periódicos online que surgieron cuando Público dejó de editarse en papel, publicaron un artículo, que había sido publicado originalmente en Materia, sobre los riesgos de la homeopatía. El artículo generó entre los lectores el mismo aburrido debate de siempre, con los mismos argumentos prohomeopatía de siempre (que tanto lastre suponen en mi opinión para esa izquierda que se supone que lee ese periódico) que se resumen, así a lo bruto, en esta frase: como las grandes empresas farmacéuticas son unas buitres sin compasión, todo lo que no fabriquen ellas es bueno. El caso es que leyendo me di cuenta de que hay algo que normalmente no se aborda cuando se discute de homeopatía y su funcionamiento.

Para el que no lo sepa, la homeopatía es una pseudomedicina que se basa, en líneas muy generales, en dos principios. Primero, lo similiar cura lo similar, de modo que para curar la enfermedad que sea, y que se manifiesta en, digamos, unas fiebres, lo mejor son sustancias que produzcan esos mismos síntomas o parecidos. A estas sustancias se les suele llamar tinturas madre. Segundo, cuanto más diluído, normalmente en agua, esté el producto que utilizamos, mayor es su efecto. Es habitual encontrarse con preparados homeopáticos que tienen dilución 30C, que significa que hay una parte de tintura madre por cada 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 partes de agua (sí, un uno seguido de sesenta ceros). Este líquido tan diluído, se administra tal cual, o en forma de píldoras: coges una pastilla de sacarosa, le echas una gotita de tu preparado, y ya tienes la píldora hecha. Como una dilución tan exagerada significa, básicamente, que en tu pastillita o jarabe de homeopatía no hay nada de tintura madre, los promotores de esta práctica suelen decir que, aunque es así, y lo que te tomas es ya sólo agua o azúcar, sin una sola molécula de la tintura madre, el agua del preparado se acuerda de que la tintura madre estuvo alguna vez allí, y el efecto es el deseado. Por supuesto, la supuesta memoria del agua no se ha demostrado nunca, ni tampoco que la homeopatía tenga un efecto más allá del placebo. Esto es así. Pero es que, además, hay un problema sobre esta hipótesis de la memoria del agua que no se suele abordar. Me voy a permitir la frivolidad de preguntarme: si suponemos que la memoria del agua existe (que no existe), ¿gana algo más de sentido todo esto de la homeopatía?

Normalmente, cuando se habla de la memoria del agua, lo que el lector se imagina es que se coge una cantidad de agua, se ponen las moléculas de la tintura madre que sea, y luego se quitan y el agua se acuerda de que estuvieron allí. Sin embargo, el proceso por el que se fabrican estos preparados es diferente y está perfectamente descrito en mucho sitios de internet. Miremos ese proceso, no desde el punto de vista de la presencia o no de moléculas de la tintura madre, sino desde el punto de vista la memoria del agua: ¿de qué se puede acordar el agua de tu preparado homeopático?

Supongamos que tenemos un vasito de nuestra tintura madre y lo mezclamos con 99 vasitos de agua. Así, tendríamos una dilución 1C. Si suponemos que la memoria del agua existe, podemos suponer que el agua de estos 99 vasitos se acordará para siempre de que estuvo en contacto con la tintura madre en una dilución 1C (y suponemos que no se acordará de nada más, claro). Tomemos ahora un vasito  de esta dilución 1C y mezclémoslo con 99 vasitos de agua: hemos obtenido una dilución 2C. Tanto la tintura madre, como el agua que se acuerda de haber estado en contacto con ella, están disueltas ahora en más agua de modo que si cogemos un vasito de esta dilución 2C, podemos esperar que 1/10.000 del volumen (el 0.01%) sea tintura madre y 1/100 (el 1%) sea agua de la que estuvo originalmente en contacto con la tintura madre en la primera dilución. El resto (99% del volumen) es agua nueva, que no se acuerda de nada: agua recién formateada.

Ahora podemos pensar en dos hipótesis. La primera es que la memoria del agua no se transmite, es decir, el agua puede acordarse de aquello con lo que estuvo en contacto, pero no puede, por decirlo así, aprender cosas de otras moléculas de agua. Si esto es así (y todo el rato estamos asumiendo que la memoria del agua existe, cosa que nadie ha demostrado nunca), la situación se queda como hasta ahora: en un vaso de la dilución 2C tenemos que el 0.01% del volumen es tintura madre, que el 1% del volumen es agua que estuvo en la dilución original y que se acuerda de la tintura madre (aunque ahora, al mezclar, puede que estas moléculas y las de la tintura madre estén muy separadas entre sí) y el resto, el 99%, es agua que, como mucho, podría acordarse de que estuvo en una dilución 2C.

Diluciones

Figura 1. Para intentar aclarar un poco todo este follón de números, represento aquí con dibujitos el experimento imaginado. Parto de un recipiente de tintura madre determinado al que le voy aplicando sucesivas diluciones. Como los números que se usan en homeopatía son gigantes, y la resolución de la pantalla de tu ordenador no da para más, en lugar de hacer cada paso disolviendo un vasito de mezcla en 99 de agua. Lo que he hecho es disolver un vasito de mezcla en un vasito de agua, para que se vea mejor. Si quisiéramos obtener un preparado 30C así, habría que hacer un total de (si no me he equivocado en las cuentas) unos 200 pasos como estos. En la figura podéis ver como después de cada paso va quedando menos proporción de la tintura madre, pero también menos proporción de agua que podría ser susceptible de acordarse de la presencia de la tintura madre.

Si damos otro paso en el proceso, para obtener una dilución 3C, tenemos que coger un vasito del preparado 2C, y diluirlo en otros 99 vasos de agua. En esta disolución, tenemos que 1/1.000.000 del volumen (0.0001%) está ocupado por tintura madre, 1/10.000 del volumen (0.01%) por agua de la primera disolución, agua que se acuerda de que estuvo en contacto con la tintura madre. También hay un 1/100 (1%) del volumen que es agua que estuvo en la dilución 2C, y se acuerda de su pasado. Por último, hay un 99% del volumen que es agua recién llegada y que acaba de aprender que está en contacto con todo eso de la frase anterior: este volumen de agua se puede acordar sólo de estar en una dilución 3C.

Supongo que ya veis a dónde nos dirigimos. Si queremos tomar nuestro preparado 3C, y conseguir uno 30C, que es lo habitual, tenemos que repetir el proceso anterior otras 27 veces, con el resultado que os estaréis imaginando. Cuánto más diluímos nuestro preparado homeopático, menos cantidad de la tintura madre hay, pero también hay cada vez menos cantidad de agua que pueda recordar que alguna vez estuvo en una disolución junto con la tintura madre (ver Figura 1). Así, cuando llegamos a la disolución en la que lo más probable es que no haya ni una sola molécula de la tintura madre (que es más o menos la dilución 12C, y aún quedarían otras 18 diluciones para llegar a 30C), aún podemos esperar encontrar alguna moléula del agua que utilizamos en la primera disolución, algunos cientos de moléculas que participaron en la segunda, y así sucesivamente. Obviamente, cuando llegamos al extremo de una disolución 30C, ya no es que no queden moléculas (ni una) de la tintura madre, ¡sino que no quedan moléculas que haya estado razonablemente cerca de la tintura madre y que se pudieran acordar de ella!

¿Qué pasa con la segunda hipótesis? Pues pasa que la cosa tiene menos sentido aún. Si en lugar de como hemos hecho hasta ahora, suponemos que el agua tiene memoria y se la puede pasar a sus moléculas vecinas. ¿Qué sentido tiene andar haciendo rituales de preparación ni mandangas? Si el agua se acuerda de lo que ha tenido cerca, pero también de lo que agua de otras partes del mundo ha tenido cerca de sí (y se acuerda porque está o ha estado en contacto con agua de otros lugares). ¡Todo el agua de todo el planeta se acuerda de todas las sutancias de todo el planeta! Y esto, obviamente, es un sinsentido, uno más de los sinsentidos de toda esta hipótesis de la memoria del agua y la homeopatía.

Cosas básicas

Posted in Éste y sus cosas, Cómics by thetuzaro on 16 febrero 2013

Quién miente

El fin de una época

Posted in Éste y sus cosas, Cómics, Elena by thetuzaro on 18 diciembre 2012

Porumpu

Patrioterismo

Posted in Éste y sus cosas, Éste y sus teorías, Columnas, General, Lecturas y reflexiones by thetuzaro on 13 octubre 2012

Ayer fue 12 de octubre de 2012, día de (seguramente entre otros) los santos Amigo, Serafín de Montegranario, Edwin de Northumbria y Maximilano de Celeia; día del Beato Eufrasio del Niño Jesús y de Nuestra Señora de Aparecida. También fue el día de Nuestra Señora del Pilar, quien, desde 1913, ejerce como Excelsa Patrona de la Guardia Civil. Además de todo esto, se conmemoró la arribada de los barcos de Cristóbal Colón a la isla de Guanahani (hecho considerado como el descubrimiento de América). Asimismo, desde 1958 se establece legalmente que se celebre el Día de la Hispanidad (antes de la Raza) cada 12 de octubre, día que sirve para que muchos antiespañolazos se rasgen las vestiduras y para que muchos españolazos… bueno, se las acaben rasgando también, aunque luego se las cubran con una gran bandera española. Es un día que a la mayor parte de la gente se la trae al fresco (salvo por el detalle de que, en España, es festivo nacional), pero en el que se suele ver retratado el patrioterismo español.

Desde que existen las redes sociales es mucho más fácil detectar el patrioterismo español (o quizá más difícil huir de él): antes eran simples comentarios en la barra del bar, hoy actualizaciones de estado en Facebook que se airean a los cuatro vientos. Voy a utilizar una de estas actualizaciones, obra de un amigo, para (desde el más demócrático cariño y el más constitucional respeto) hacer sangre del patrioterismo.

Foto utilizada para hacer gala de patrioterismo.

La foto que acompañaba la actualización de estado en cuestión la podéis ver a la izquierda. El texto era, más o menos, «éste es mi país, ésta es mi bandera, y al que no le guste que se joda», obviamente escrito con muchas más mayúsculas de las debidas, para dar énfasis. A poco que se fije uno, en el mapa faltan varios territorios que forman parte actualmente del territorio del Estado Español: el archipiélago Canario y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Obviamente, no se debe deducir por eso que el autor del comentario pensara en realidad que las Canarias (¡mis queridas Canarias!) o las ciudades españolas del norte de África no sean parte de España: más bien creo que el autor tendrá una firme opinión al contrario. Más que una declaración de soberanía nacional, supongo que esto no es más que un despiste, algo anecdótico, pero el hecho de que hagas alarde de patrioterismo, de lo orgulloso que estás de tu país, y se te olvide dibujar una parte de dicho país, creo que sirve muy bien para ilustrar lo que es, en el fondo, el patrioterismo, el nacionalismo de Españaza: da igual de lo que hablemos, incluso si nos equivocamos, incluso si no sabemos de lo que hablamos, incluso si hay partes de esa gran nación de la que hablamos que no recordamos que existen, siempre y cuando la bandera de España sea tan grande que lo tape todo y además lo acompañemos de exabruptos. Qué más de que lo que diga uno sea una idiotez, si lo dice «con dos cojones».

La bandera de la foto (aunque insisto en que no cubre todo el actual territorio español, que tiene tela, nacionalistas de chiste) tiene muchas cosas debajo. Yo nací en España y soy español y hay algunas características de la cultura española que paseo, por qué no decirlo, con orgullo, sobre todo ahora que no vivo en España. Pero, amigos de la Españaza, la bandera de la foto de más arriba también esconde muchas miserias, muchas tradiciones que deberían ser borradas de la faz de la tierra, muchas mierdas, en general, de las que más nos valdría deshacernos si queremos que la gente que vive en lo que ahora es territorio español prospere de una puta vez.

No por estar bajo esa bandera de la foto (connotaciones de este modelo de bandera española en particular aparte) tengo porque tragar con toda la puta bazofia que ocurra debajo, con todas las injusticias y con toda la miseria con la que mucha de la gente que vive a la sombra de esa bandera ha tenido, y sigue teniendo, que tragar. Lo que ocurra en España tiene que superar un listón mucho más alto que, simplemente, ser español o llevar la marca España para ser aceptable. Y si toda la gente que las pasa canutas en España tiene que hacer jirones la bandera para poder escapar a una vida mejor, bienvenido sea. Si ser español supone loar a la bandera y tragar con toda esa bazofia que tapa por la mera razón de ser bazofia española, sinceramente, os  podéis introducir la bandera por el ano.

Estoy deseoso de hacer de lo que es hoy España un lugar próspero para todos los que la habiten, sea bajo la denominación que sea, o tenga España el tamaño que tenga. (De hecho, por el ramalazo internacionalista que tengo, esa prosperidad la ansío para todo el mundo, raro que es uno. ¡Para el mundo entero, cosa que no cabe bajo una bandera!). Pero un país, o un pueblo (o un continente, o un mundo) se hace grande y próspero gracias al trabajo y al esfuerzo de los que lo habitan, no simplemente por gritar ¡Viva España!, ¡Yo soy Español! cada vez más alto, por muchos «cojones» que le pongas al decirlo.

Paradojas de la vida: el centralismo

Posted in Éste y sus cosas, Cómics, Lecturas y reflexiones by thetuzaro on 2 octubre 2012